Es muy importante porque al ser directa evita que andemos con rodeos y permite decretar, por ende, CREAR.
La vida genera pensamiento y lo usa como modo de creación. Cuando pienso, en realidad lo hace la Vida. Cuanto más limpio está el lente mental, más la vida podrá manifestarse de forma perfecta.
Cuando hablamos de reflejo, al referirnos al mundo fenoménico, estamos impidiendo la modificación del reflejo, por ejemplo, cuando veo mi imagen en el espejo, no puedo meter la mano en el espejo y cambiar la imagen. En cambio, si hablamos de “expresión” al referirnos del mundo fenoménico, nos da la liberad de que vaya cambiando, pues la expresión es inmediata a la acción; si mi acción cambia, el fenómeno cambia. La palabra es fuerza motriz de la creación.
Necesitamos nosotros tener claro qué queremos para que Dios pueda atender a nuestros pedidos. Si se queda sólo en el pensamiento, es muy etéreo, poco concreto, la idea queda dando vueltas en el aire. Necesitamos aclarar nuestras ideas, nuestra mente, definir qué es realmente lo que esperamos del universo y pedirlo, decretarlo: TENGO ESTO! SOY AQUELLO!, pues sólo así el universo nos responderá exactamente lo que esperamos. Y para que sea algo concreto, qué mejor que ponerlo en el papel! Escribir qué queremos es el mejor método para ver materializados nuestros sueños! Escribir, escribir, escribir. Materializar, materializar, materializar!
Cuando no nos regeneramos es porque tenemos miedo. Si no tenemos apego, no tenemos miedo.
La mente cuando decide entrar en acción, solo puede tomar un camino: valerse del pensamiento. Para decidir hay que tener claro dónde ir.
Luego de decidir a través de la palabra es necesario poner a esa palabra en movimiento a través de la acción. Para eso necesitamos un PLAN MATEMÁTICO para desarrollar aquello que deseamos.
Plan Matemático responde a:
- ¿Qué queremos?
- ¿Qué tenemos?
- ¿Qué necesitamos?
- ¿Cómo hacerlo?
- ¿Quién va hacerlo?
- ¿Por dónde comenzaremos?
Una vez que tengamos respondidas estas preguntas...
ACCIÓN!! y mucha ORACIÓN!!
