La mayoría de las personas cuando tiene malos pensamientos, y sobre todo cuando no los expresan ni en palabras ni en acciones, no les dan mayor importancia, puesto que creen que por ser sólo un pensamiento, no tiene ninguna consecuencia. Por ejemplo: una persona enfurecida con otra piensa “me gustaría matarte”, pero sólo lo piensa y no lo hace, ni tampoco se lo dice. A primera vista y de manera inmediata, no tiene ninguna consecuencia, puesto ni lo mató, ni trató, ni nada, el aludido ni se entera del hecho, no muere, y la pelea ni se agrava. Pero en la persona que tuvo ese mal pensamiento, y en su futuro, sí que tiene consecuencias. Por eso es muy importante el hecho de tener buenos pensamientos, porque tiene plena incidencia en la felicidad futura de cada persona.
Y ¿Qué es un pensamiento? Es una idea súbita que aparece en nuestra mente, y en un nivel más profundo es una vibración que nuestra mente atrae de acuerdo a pensamientos, sentimientos y acciones positivas o negativas que hayamos generado con anterioridad. Así ataremos pensamientos e ideas positivas y buenas para nosotros cuando acumulamos pensamientos, sentimientos y acciones positivas, y al revés, si acostumbramos a tener pensamientos negativos, guardamos sentimientos negativos respecto a las personas y las circunstancias de la vida y realizamos actos que perjudiquen a otras personas, atraemos más pensamientos negativos que puedan perjudicarnos.
Así la persona cargada (-) repele a las personas positivas, la persona cargada (+) las atrae.
Esta es una consecuencia de la ley mental llamada “Semejante atrae a semejante”.
Dios es el Creador, y al ser Él energía amorosa, perfecta, creó todo, y todo es bueno, como lo dice la Biblia: la sabiduría, el amor, la vida, la provisión, la armonía y la alegría; por lo tanto, todas las cosas buenas que realizamos, los buenos sentimientos y pensamientos que tenemos vienen de Él. El cambio el hombre, por desconocimiento del infinito amor de Dios, por no saber agradecer, ha creado en su mente las ilusiones mentales de las cuales derivan los malos sentimientos, pensamientos y acciones.
El hombre pasa a ser, entonces, como un aparto de radio, que vive entre estas ondas benéficas del mundo de Dios y ondas negativas que vienen de la mente humana. Por lo tanto, así como nosotros sintonizamos nuestra radio para elegir que radioemisora escuchar, también podemos sintonizar nuestra mente para captar sólo las ondas benéficas del mundo de Dios.
Las personas por desconocimiento, pasan a guardar malos pensamientos, que aunque sean olvidados a nivel consciente, sí quedan guardados en nuestro subconsciente, y no solo atraemos malas ideas, sino que todo lo que está guardado en nuestro subconsciente es lo que construye nuestro entorno y nuestro destino.
Dios creó todo bueno para nosotros, entonces lo que nos parece malo del mundo exterior, es proyección de la mente del hombre, que no ha sabido tener en su mente sólo buenos sentimientos y pensamientos. Por lo tanto, no es Dios quien nos castiga, sino que es el propio hombre quien atrae hacia sí cosas buenas o malas de acuerdo a sus pensamientos.
Una vez conocida esta ley, podemos usarla a nuestro favor, para atraer hacia nosotros buenas personas, buenas ideas, situaciones felices, ¿cómo? Tomando la decisión de mantener siempre pensamientos constructivos y optimistas, así si queremos circunstancias felices en nuestra vida, hagamos cosas que hagan felices a los demás, si queremos un pololo o polola cariñosa, seamos cariñosos primero nosotros con las personas, si queremos de nuestros padres cariño y atención, seamos atentos y cariñosos, con ellos, etc… Así, con la mente dirigida sólo hacia Dios que es lo positivo, captaremos y recibiremos solo cosas buenas. Pero, para mantener la mente dirigida hacia esa dirección, es necesario también la fuerza de voluntad. La voluntad de ver en el mundo que nos rodea el infinito amor de Dios, en la naturaleza, en nuestra familia y amigos, de ver en la otra persona al hijo de Dios perfecto en esencia, de ver en todos los hechos y circunstancias de la vida la parte positiva que nos permite perfeccionarnos y crecer, de practicar actos de amor hacia las otras personas, etc…
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