Las personas construyen su destino a través de las palabras. quien vive lamentándose "Qué desdichado soy" cada vez será más infeliz y quien dice "¡Qué fabuloso! Soy muy Feliz!", por el poder de la palabra, se volverá aún más feliz.
Ya debe haber visto enfermos gimiendo y lamentándose por los dolores. Como ellos viven reclamando les cuesta recuperarse. Es necesario expresar siempre palabras alegres para promover la salud y crear un destino feliz. Cuando estamos enfermos es cuando más debemos proferir palabras optimistas llenas de esperanza. Tanto el enfermo como la persona que lo cuida jamás deben lamentarse. Si el doliente agradece a todas las cosas del cielo y de la tierra, manifiesta en palabras, actitudes y expresión fisonómica su gratitud a las personas que lo tratan con cuidado y bondad, con seguridad su salud mejorará y comenzarán a sugerir solamente cosas buenas.
Tal vez algunos engermos piensen que debido a la gravedad de su estado no se curarán con un método tan simple. Pero el hombre fue hecho para tener salud y vivir feliz. Todos pueden ser saludables. Por eso decimos que el ser humano es maravilloso, que él es hijo de Dios.
Muchas veces escondemos nuestra grandeza dejando de utilizar la capacidad portentosa que tenemos. Es como tener varios objetos en un armario. Para poder utilizar nuestra capacidad, debemos abrir nuestra mente. Para eso, la llave son las palabras alegres, dignas de hijos de Dios. Diseminemos palabras de hijos de Dios y ¡llevemos una vida feliz y saludable!.
Del Libro "Mensajes de Amor y Sabiduría"
Seicho Taniguchi
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